«Qué decís cuando hablás», de M. Romasco
«Si cuidas tus palabras, ellas cuidarán de ti”
Las palabras son fundamentales para comprender la realidad y para comunicarnos, todos los avances de la humanidad, sean del carácter que sean, suponen el uso del lenguaje.
Las palabras que utilizamos en nuestra vida, dan cuenta de como somos, de nuestra manera de ver el mundo, de como percibimos la realidad que nos rodea. Esta forma particular e individual de comunicarnos tiene que ver con nuestra cultura, educación, historia familiar, etc… y ha forjado lo que hoy somos y lo que es más importante como es nuestra vida.
Podemos decir que hoy estás donde tus palabras te trajeron, cada palabra que decimos es como una semilla que crecerá, dará frutos y estos serán los que comeremos en nuestra vida.Si hablamos de:
Derrota: nunca cambiará, siempre es lo mismo, no puedo con esto, este país no cambia más, etc…
Enfermedad: es época de gripe, en mi familia todos somos diabéticos, todos nos contagiaremos, etc…
Escasez: no me alcanza, es caro, nunca será para mí, el dinero se vá fácil, etc…
Nuestro cerebro grabará todo aquello que repitamos constantemente y reforzará la idea cada vez que lo repetimos, así armará un mapa mental que no nos permitirá ver otras posibilidades, nos encontremos siempre lo mismo y percibamos el mundo que nos rodea desde esa representación de pensamientos y de dichos.
Recordemos que siempre estamos frente a nosotros mismos, el entorno es una proyección de lo que llevamos dentro y a través de la palabra reafirmamos y profetizamos nuestro futuro. Entonces si repito una y otra vez las mismas cosas, con qué creen que nos vamos a encontrar?
Al comunicarnos tenemos la oportunidad de conocernos, así como hablo, soy. A través de nuestras palabras forjamos nuestras experiencias, nuestras memorias, nuestra personalidad. Es momento entonces de comenzar a escucharnos y así poder comenzar a cambiar la percepción y elegir con qué nos queremos encontrar de aquí en más.
Numerosos estudios demuestran que las palabras negativas comprimen nuestro cerebro, no permiten desarrollar la creatividad, generan resistencia, etc… y las palabras positivas activan la energía, expanden el cerebro, generan poder, entusiasmo, etc….
Empezar a hacer conciente lo que digo me dá la posibilidad de ser asertivo con mis palabras. Si hablo desde la queja, la crítica o la escasez, eso es lo que me estoy diciendo, lo que estoy agrandando y con lo que me voy a encontrar. Si, en cambio, elijo palabras positivas, de agradecimiento y cuando dialogo recuerdo que estoy hablando de mí, la historia será diferente.
Pensemos antes de hablar y si no tenemos para decir algo que contribuya, es mejor que optemos por el silencio.
Mariana Romasco
Acompañante en Bioneuroemoción
Maestra de Reiky
Facilitadora en Barras de Access
Coaching Generativo/ Estratégico
Practitioner en PNL
Consultas: 0291-154295892